Beethoven Haus en Bonn
Con la colaboración de Cesar Rodriguez Rabanal
Dos años después del 250 aniversario de la muerte de Beethoven, visitamos su ciudad natal, Bonn. Que se ha volcado con apasionado brío hacia la figura de su hijo predilecto. Su figura es omnipresente en cada rincón de la urbe, ex capital de la República Federal de Alemania. Su refaccionada estatua preside la plaza de la catedral (Münsterplatz).
Beethoven y la Ilustración
Trascendiendo el insuperable alcance del genio musical, es válido detenerse a revisar de manera sucinta el marco histórico-social que engloba a nuestro personaje. Durante la primera juventud de Beethoven la ciudad de Bonn estaba gobernada por un príncipe elector que inició el ensanchamiento del ámbito sociocultural, dando cabida a quienes hasta la sazón habían quedado excluidos. La ilustración alcanza, al menos parcialmente, a sectores de la monarquía gobernante, lo que se tradujo en una creciente inclusión, que hizo posible la detección y el despliegue del talento en todos los estratos sociales. Beethoven es una muestra emblemática de este hecho.
Nuestro protagonista abraza con fervor la causa republicana, y como muchos otros grandes contemporáneos suyos, celebra alborozado la triunfante revolución francesa. Años después las tropas Napoleónicas habrían de ocupar la ciudad de Bonn. En la “Beethoven-Haus” se exhiben dos imponentes cuadros que iluminan esta época: un suntuoso y colorido baile palaciego, y al costado, la instalación del “Árbol de la libertad” en la Plaza del Mercado. Es la transición, es el conflicto entre lo que no acaba de irse y lo nuevo que todavía no llega del todo.
Das Beethoven-Haus Bonn. Bonngasse 20
Escuchar, Observar y Asombrarse (Hören, Schauen und Staunen)
Nos perdemos en los recovecos de la casa museo, oyendo fragmentos de sonidos cautivadores de su música, sintiéndolo y transportándonos a su época, así por ejemplo a través de una de las sonatas para piano, ejecutada en un pianoforte de 1785.
Se aprecia el cuarteto original de cuerdas, dos violines, una viola y un violonchelo -obsequio hecho al compositor en el año 1800 por el príncipe Lichnowsky, el principal benefactor de sus inicios.
Esta circunstancia nos evoca una faceta central de su trayectoria vienesa (ciudad en que radicó desde los 22 años hasta su muerte): su relación profundamente ambivalente con la aristocracia. Tras haber gozado del mecenazgo del príncipe, se produjo la ruptura del vínculo al negarse Beethoven a acceder a un pedido de aquél que contradecía sus convicciones. Es famosa la misiva que le dirige:
“Usted es príncipe por azar, por nacimiento; en cuanto a mí, yo soy por mí mismo. Hay miles de príncipes y los habrá, pero Beethoven sólo hay uno”.
A propósito del asombro (Staunen) hay una parte de la exposición permanente que nos pareció particularmente original. Se trata de imágenes que reflejan los diferentes estados de ánimo y rasgos de carácter de nuestro personaje. Vemos un Beethoven furioso, otro agudo, otro divertido y también ingenuo (wütend, scharfsinning, lustig und naiv). Todo un ser humano, que también era genial!, capaz de articular en su arte magnífico, desde la soledad de su sordera, una desenfadada propuesta cuyo mensaje final en su novena sinfonía fue la paz, la solidaridad y la libertad.
Im Mohren
Colindando con la casa museo, se encuentra la “Casa del moro”, otrora tienda de ventas de “productos coloniales” y ahora sede de los archivos del compositor, así como de una Sala de Música de Cámara. Deliberadamente se mantiene en el frontis la efigie de un hombre negro con una pipa (Im Mohren), para llamar la atención a los que se interesan por la memoria del músico, que no debemos olvidar lo lacerante del racismo, de la discriminación, tan dolorosamente vigente, sobretodo en sociedades como las nuestras, que fueron coloniales y que lastimosamente aún no han dejado de serlo.
Beethoven Haus Im Mohren